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¿Existe la gracia de dar gracias en la salud mental?

¿Existe la gracia de dar gracias en la salud mental?

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Dr. Winston Villamar Ph. D. Médico Psiquiatra

¿Existe la gracia de dar gracias en la salud mental?

No, gracias (es una respuesta a una inquietud, en diálogo interior), no voy a hablar sobre los beneficios de dar gracias (como, por ejemplo, desde los producidos por las reacciones neuroinmunológicas hasta los derivados en las transacciones psicosociales). No, gracias (vuelvo a repetir en mi diálogo interior), no voy a referirme a su antípoda, la ingratitud (vista desde las costumbres de los novedosos de los hábitos, que copian lo burdo, hasta los modelos históricos, que también se pueden observar en la vida cotidiana). En realidad, el objetivo de este breve artículo pro salud mental lo da la primera parte de la pregunta que se indica en el tema, es decir, la gracia como existencia que condiciona la posibilidad de dar gracias.


El referente paradigmático y neutral que nos permite acercarnos al tema será la Real Academia Española (rae), que entre las varias definiciones de gracia, nos presenta dos que pueden ser útiles para nuestra salud mental. Por un lado, la define como "cualidad o conjunto de cualidades que hacen agradable a la persona... que las tiene". En otra definición nos dice que gracia es "don o favor que se hace sin merecimiento particular: concesión gratuita". En otras palabras, la gracia es adjetivo y a la vez acto de voluntad (para dar o para recibir). Si una persona tiene una gracia como adjetivo, será agradable. Si la tiene como disposición volitiva, será para regalar algo, ya sea como dador o como receptor que devuelve gratuitamente algo por algo que recibió.


¿Qué importancia podría tener, entonces, plantearse si existe la gracia de dar gracias en salud mental?

Por lo menos, en tres rangos.

(1) Si alguien da gracias, significa que esa persona tiene la capacidad para ser agradable.

(2) Cuando alguien da gracias, regala al otro una caricia existencial que irá más adentro de la epidermis.

(3) Si la persona que recibe las gracias, la devuelve, se producirá una interacción eminentemente simbólica (y por lo tanto, humana), independientemente de la causa que haya generado tal "reacción en cadena".

Por esto, en tiempos especiales, cuando la disposición a querer ver lo sano en la existencia humana, por eventos especiales que nos recuerdan que nuestra intencionalidad básica al nacer es buscar la felicidad, me permito plantear un tema que podría, en ciertos contextos, parecer banal, pero en lo que es el ser cotidiano (el que comienza sosteniéndose en cuatro, se yergue para andar en dos, luego busca el soporte para seguir en tres, hasta que finalmente descubre que todo se reduce a la horizontalidad), dejar de ser superficial para transformarse en el pequeño detalle que explica en parte la filosofía del ser.

Quizás ahora podríamos regresar y considerar, más exhaustivamente, la inconveniencia de la ingratitud (que puede ser vista en su más triste condición cuando no agradecemos el más complejo simplismo, el de estar vivos), así como la conveniencia de la gratitud (que puede ser reconocida psicosomáticamente y en lo más profundo de nuestro ser, cuando ante un hecho aparentemente mínimo, como cuando alguien nos cede el paso, miramos a la persona y le decimos "gracias"). Como podrá notarse, seguramente, no estoy abogando por una campaña para dar gracias, por ejemplo, parándose en una esquina con un cartel que diga: "digamos gracias". Simplemente, estoy sugiriendo que por lo que le esté pasando en estos momentos, intente encontrar un motivo para decir "gracias". Estoy seguro que lo encontrará.
Atentamente,
Dr. Winston Villamar.


Un pensamiento:

"Hay unos que cuando ven a alguien feliz, por envidia se ponen tristes o irritables; otros en cambio, reciben el mensaje y dan gracias". 

 

SECCION PREGUNTAS

(La invitación es a enviar sus preguntas, una por vez, en no más de dos líneas. De los lectores que nos escriben, ponemos solamente sus iniciales, en función de la privacidad)

En relación al boletín anterior ("¿Qué importancia tiene la soledad en la salud mental?"), MSA nos envió la siguiente pregunta:

"Excelente, claro y preciso el tema de este boletín... nada más que agregar. Y como dice usted estos estados giran alrededor de las circunstancias de la vida, me parece muy difícil trabajar sobre el más sano en todos los casos o en cualquier momento de la vida. Ya que si bien el más sano sería "disfruto de la soledad".... Cuando una persona está en el "me siento solo", por que quedó viuda por ejemplo o está en una depresión profunda, en realidad hay que dejarla que viva su proceso de viudez y luego sanar la depresión, para buscarle el mejor sentido a la soledad o para trabajar el más sano de los estados de soledad. Tal vez cada cosa en su momento, sería como lo más adecuado?"

Respuesta: Desde mi punto de vista, creo que sí, en función del criterio de la pertinencia. El problema se pueda dar, desde el punto de vista psiquiátrico, en relación a que la persona tenga o no la capacidad para darse cuenta de cuándo es el momento adecuado para buscar ayuda. Este es un criterio que define, incluso, la posibilidad de dicha ayuda, pero a la vez el que tiende a nublarse en la conciencia de quien esté pasando por algún tipo de crisis que implique la soledad como vivencia perturbadora.

REVISION DE OBRAS
Es posible encontrar en la novela del poeta uruguayo Mario Benedetti, "Gracias por el fuego" un sentido especial de la gracia de dar gracias, dentro de una historia de impotencia e ignominia, todo enmarcado por la ética de la circunstancia. No es un libro fácil porque habría que entenderlo dentro del contexto histórico donde se plantea el dilema, y lo sugerimos dentro de una intencionalidad de reflexión.

 

 

 

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