EL VIH/SIDA

Un asunto casero.

EL VIH/SIDA

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La historia le pone nombre a cada una de sus etapas, así se habla de la era atómica, de la era de la informática y a nuestra era se le recordará como la era del VIH/Sida.

Por eso, es fundamental que entendamos a plenitud los riesgos que conlleva este terrible mal, para así ponernos a salvo tanto nosotros como a los nuestros. Necesitamos comprender una serie de variables que se han conjugado en torno a esta infección y la han convertido en un mal capcioso, ambiguo y sobre todo, altamente peligroso.

El primer problema que enfrentamos con el VIH/Sida, reside en sus inicios. Al principio, se creyó que el VIH/Sida era una enfermedad de minorías,  que atacaba solo a homosexuales, heroinómanos, hemofílicos y haitianos; ya que estos grupos fueron las primeras víctimas de esta enfermedad. Con el tiempo y, probablemente producto de la muerte de celebridades homosexuales, el estigma se fue concentrando solo en la población homosexual.

Curiosamente, este concepto en vez de perjudicar a los homosexuales, provocó lo que se denomina un efecto rebote, tipo boomerang: Las personas homosexuales extremaron sus medidas de prevención y ampliaron su conocimiento sobre la enfermedad, mientras que el resto de la población desestimaba esta infección porque creía que no podía ser blanco del VIH/Sida.

Por eso, las nuevas estadísticas destierran aquellos falsos conceptos y confirman que, en la actualidad, el VIH/Sida es una verdadera amenaza familiar. Por un lado, porcentajes importantes de personas adquieren este virus a edades tan tempranas como los quince años, es decir, cuando todavía están en el colegio, cuando todavía viven con sus padres, cuando todavía son menores de edad. 

Igual de sorprendente nos resulta saber que antes, de cada veinte personas que adquirían el virus, uno era mujer. Hoy, en Costa Rica, las mujeres representan el 25% de todos los infectados. Pero, lo más impactante, es que muchas de estas mujeres son casadas, fieles, cuya única pareja sexual ha sido su esposo. Muchas han sido diagnosticadas durante el embarazo, con el consiguiente riesgo para el niño que está en el vientre. 

Esta es la nueva cara del VIH/Sida, este es el nuevo rostro. El VIH/Sida tiene hoy un rostro familiar: el del hijo que sale por la mañana para ir al colegio; el de la mujer que duerme a nuestro lado; el del bebé que entre ilusiones y esperanzas está por nacer. Tenemos que entenderlo: hoy el VIH/Sida es una amenaza para todos.

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