Flujos

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Condiciones vaginales

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Toda mujer debe saber, que la vagina sana, al igual que la boca, tiene un flujo o saliva, que tiene las mismas características de la saliva bucal: sin color, sin olor y no causa irritación. Cualquier modificación de color, la presencia de mal olor o la generación de irritación con el flujo vaginal es sugerente de infección y debe ser motivo de consulta.

Decía el último filósofo del siglo XX “que el lenguaje crea sus propios simulacros” y esta máxima toma relevancia cuando analizamos los términos que acuñamos para designar los diferentes fenómenos del cuerpo. Así para hablar de la secreción vaginal utilizamos la palabra “flujo”, la cual se utiliza además para describir las manifestaciones de ciertas enfermedades, dejando la impresión en la población, que la presencia del flujo vaginal es algo enfermizo.

Quizás el mejor término para describir la humedad vaginal sería el de salvia vaginal, porque permite conceptualizar esta secreción como algo normal del cuerpo, y lo compara con una secreción con la cual estamos familiarizados, la saliva. Precisamente el flujo vaginal normal es similar a la saliva, así es de color blanco, transparente o ligeramente amarillo. No tiene mal olor, no mancha las ropas íntimas y no genera picazón ni ardor.

La presencia de flujos de color verde, o amarillo intenso, son característicos de los cuadros infecciosos, mientras que los flujos color café, pardo o chocolate son típicos de las alteraciones hormonales y menstruales. Cuando la secreción vaginal produce picazón y ardor, es muy sugestivo de infecciones como la cándida o el herpes. Muchas veces estas manifestaciones se producen solo en algunos momentos del mes, por ejemplo antes, durante o después de la menstruación o de las relaciones sexuales.

El flujo vaginal no tiene mal olor. Cuando hay un olor que se describe como a “pescado”, es muy sugestivo de una infección benigna por una bacteria llamada gardenella. El olor fétido, como putrefacto y francamente desagradable, nos habla de bacterias típicas de la región intestinal. Durante la relación sexual, las secreciones vaginales aumentan en cantidad llegando una enorme producción. Esto nos habla de dos factores, por un lado de la integridad hormonal y por otra, los niveles de intensidad de la excitación. Esta es la razón por la cual se investigan los tenores hormonales cuando una paciente consulta por problemas en la lubricación.

Desde luego también se evalúa si la relación sexual y sus preámbulos le están resultando excitantes. Durante el embarazo, el flujo vaginal pierde con suma frecuencia sus características normales, porque es común que suceda una infección por un hongo llamado Cándida, que produce picazón y secreciones blancas, espesas como apelotadas. Esta situación también es común que suceda en la mujer no embarazada cuando se utilizan antibióticos y algunos anticonceptivos.

Durante la menopausia, el flujo vaginal disminuye considerablemente hasta el punto de volver dolorosa la penetración. En estos casos, el tratamiento es muy simple y permite recuperar el ritmo sexual perdido.

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